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| Caminando por Cheran |
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| Bryan |
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| Marlen |
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| Ángel |
Cómo pasar un dia en las nubes
Una mañana fría en Cherán.
Emprendimos camino hacia la escuela con tiempo, ya que el día anterior los guías habíamos llegado un poco tarde a nuestra cita con los gurises.
Ya en la Casimiro Lopez nos encontramos con sus puertas cerradas y trabadas con candado acá es cuando comenzaron las búsquedas del día, dar con Daniel, el cuidador del lugar.
La primer valiente en llegar fue Blanquita, con su sonrisa permanente y ojitos achinados. Luego los hermanos Iván y Adan, algo madreados de su última aventura por el bosque recolectando panales; luego Juan, Francisco, Luis Miguel y Alan. Todos con sus ramitas en las manos o cargadas en las mochilas encomendadas el día anterior .
También fueron llegando las cheranenses más grandes de la tribu, Amalia y Blancanieves, luego se asomó Lupita prolija como todos los días desde el pueblo vecino Chilchota, la tierra del chile.
No pasó mucho tiempo que Sami ya había encontrado las llaves que nos permitieron comenzar con las actividades.
Hicimos una ronda grande, todos juntos en el centro del patio de la escuela.
Las nubes atravesaban el círculo. Todos estaban un poco distrídos, así que con la coordinación de Juan comenzamos a pasarnos energía para que bajaran un poco y aterrizaran de sus sueños de la noche anterior.
Entre energía, pelota, aplausos, risas y nubes estabamos arrancando el día jugando sobre ellas.
Mientras entrábamos en ritmo nos quedamos esperando que el comandante Nano nos tirara alguna coordenada, pero él estaba preparando unos videos para enseñárselos a los niños así que nos organizamos entre nosotros y seguimos con las actividades de presentación.
Desayunamos con algunas tortillas y queso preparados por Amalia, la reciente madre del grupo y comenzaron a pasar grupo por grupo a ver en el salón las obras presenadas el día anterior.
Muchas cosas por repensar, trabajar y mejorar, siempre teniendo en cuenta los 3 puntos principales de nuestro proyecto, "las 3 ce's": COMPASIÓN, CORAJE Y CREATIVIDAD.
Así fue que luego de la plática con Nano fuimos con nuestra bandada a trabajar lo acordado.
Luego de un rato nos reunimos nuevamente en el salón y llegó el momento de usar la imaginación y creatividad en las artes plásticas. Por fin iban a poder darle forma, color y personalidad a esas ramitas de árbol que les había generado intriga y curiosidad de qué íbamos a hacer con ellas.
Fueron apareciendo distintos personajes. Primero el Sr. Pino creado por el Nano, con naríz roja, ojos grandes y un poco despeinado, propio de su naturaleza.
Empezaron a volar cintas de colores, lanas, pinturas, papeles, hilos, telas, se escuchaba el eco de las solicitadas tijeras, pegamentos, colaboración y ayuda de unos a los otros. De niño a guía, de guía a niño, de guía a guía y de niño a niño. El trabajo en equipo funcionó a la perfección, en una hora de diversión y creación, nos encontramos en un bosque de títeres encantados. Algunos abrigados, otros desnudos, bocas grandes, serios, sonrientes, con sombrero, plumas, trenzas y con otros con bigote. Cuarenta artistas poniéndole su corazón, personalidad y dotándolos de identidad. Identidad que los distingue, los representa y de la que debemos honrar.
El sol sobre nuestros hombros nos anunciaba que la mañana llegaba a su fin y nada mejor que cerrarla con música, con nuestra canción.
Puedo decir que comenzamos el día entre nubes y manitos frías, y nos despedimos con el alma, la panza y el corazón desbordos de calor.
Nadine Dufrechou
Una mañana fría en Cherán.
Emprendimos camino hacia la escuela con tiempo, ya que el día anterior los guías habíamos llegado un poco tarde a nuestra cita con los gurises.
Ya en la Casimiro Lopez nos encontramos con sus puertas cerradas y trabadas con candado acá es cuando comenzaron las búsquedas del día, dar con Daniel, el cuidador del lugar.
La primer valiente en llegar fue Blanquita, con su sonrisa permanente y ojitos achinados. Luego los hermanos Iván y Adan, algo madreados de su última aventura por el bosque recolectando panales; luego Juan, Francisco, Luis Miguel y Alan. Todos con sus ramitas en las manos o cargadas en las mochilas encomendadas el día anterior .
También fueron llegando las cheranenses más grandes de la tribu, Amalia y Blancanieves, luego se asomó Lupita prolija como todos los días desde el pueblo vecino Chilchota, la tierra del chile.
No pasó mucho tiempo que Sami ya había encontrado las llaves que nos permitieron comenzar con las actividades.
Hicimos una ronda grande, todos juntos en el centro del patio de la escuela.
Las nubes atravesaban el círculo. Todos estaban un poco distrídos, así que con la coordinación de Juan comenzamos a pasarnos energía para que bajaran un poco y aterrizaran de sus sueños de la noche anterior.
Entre energía, pelota, aplausos, risas y nubes estabamos arrancando el día jugando sobre ellas.
Mientras entrábamos en ritmo nos quedamos esperando que el comandante Nano nos tirara alguna coordenada, pero él estaba preparando unos videos para enseñárselos a los niños así que nos organizamos entre nosotros y seguimos con las actividades de presentación.
Desayunamos con algunas tortillas y queso preparados por Amalia, la reciente madre del grupo y comenzaron a pasar grupo por grupo a ver en el salón las obras presenadas el día anterior.
Muchas cosas por repensar, trabajar y mejorar, siempre teniendo en cuenta los 3 puntos principales de nuestro proyecto, "las 3 ce's": COMPASIÓN, CORAJE Y CREATIVIDAD.
Así fue que luego de la plática con Nano fuimos con nuestra bandada a trabajar lo acordado.
Luego de un rato nos reunimos nuevamente en el salón y llegó el momento de usar la imaginación y creatividad en las artes plásticas. Por fin iban a poder darle forma, color y personalidad a esas ramitas de árbol que les había generado intriga y curiosidad de qué íbamos a hacer con ellas.
Fueron apareciendo distintos personajes. Primero el Sr. Pino creado por el Nano, con naríz roja, ojos grandes y un poco despeinado, propio de su naturaleza.
Empezaron a volar cintas de colores, lanas, pinturas, papeles, hilos, telas, se escuchaba el eco de las solicitadas tijeras, pegamentos, colaboración y ayuda de unos a los otros. De niño a guía, de guía a niño, de guía a guía y de niño a niño. El trabajo en equipo funcionó a la perfección, en una hora de diversión y creación, nos encontramos en un bosque de títeres encantados. Algunos abrigados, otros desnudos, bocas grandes, serios, sonrientes, con sombrero, plumas, trenzas y con otros con bigote. Cuarenta artistas poniéndole su corazón, personalidad y dotándolos de identidad. Identidad que los distingue, los representa y de la que debemos honrar.
El sol sobre nuestros hombros nos anunciaba que la mañana llegaba a su fin y nada mejor que cerrarla con música, con nuestra canción.
Puedo decir que comenzamos el día entre nubes y manitos frías, y nos despedimos con el alma, la panza y el corazón desbordos de calor.
Nadine Dufrechou
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